Me das fuerzas cuando las necesito. No me cansaría, nunca, de escribirte. Aunque no me conozcas, aunque no me leas.
Me haces resurgir, revivir. Me empujas si sucumbo ante las cenizas del destino.
Te escucho. Y no me canso. No me canso...
Porque le das alas a mi vida para volar hacia la libertad.