"INVITÓ A LAS PESADILLAS, INVITÓ AL DOLOR, Y BAILARON TRECE NOCHES LA MISMA CANCIÓN..."
(AUDIO QUE PASEA HOY POR MI MENTE: "INQUILINO" DE AINHOA)
Somos seres que caminan por la vida con paso lento, pero seguro. Algunos vamos más rápidos que otros. Algunos no miran a su alrededor, solamente se escuchan a sí mismos y nunca se paran a pensar en que, lo que les rodea, es muchas veces más importante que su propia y egoísta existencia.
Aquellos seres que pasean por la vida, saboreando dulces e innombrables momentos, aquellos que se dan cuenta, con los ojos bien abiertos, de los sentimientos que se van anclando en su interior casi sin avisar, son los que verdaderamente, hacen de su vida un impulso de emociones y sensaciones fuertes.
Sentimientos de ternura, de pasión, de sedienta gratitud, de temor, de horrible egoísmo, de avaricia, de hambrienta vanidad y envidia, de amistad plena, de perseverancia, de juguetona curiosidad, de rocambolesca gracia, de diversión desmesurada, de miedo infravalorado...se quedan en nuestro interior y nos dan forma. Esa forma tan parecida a lo que llamamos humano.
Porque somos seres humanos con emociones que llegan sin avisar y se quedan sin pagar alquiler dentro de nuestro corazón, sin pagar renta dentro de nuestra mente y sin pagar impuestos dentro de nuestra alma.
Estamos formados de virtudes y defectos. Eso nos hace reales. Hace que podamos tocarnos los unos a los otros descubriendo grietas que nos adentran en nuestra forma de ser.
Somos reales sin rozar la perfección. Eso es lo que me gusta...de ti, de mí y de nosotros.
