ESPERANZA

lunes, 12 de mayo de 2008

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Triste, muy triste. Es muy triste cierta situación. Encontrarte en la cola del supermercado, dispuesta a pagar una barra de pan, y escuchar, casi sin quererlo, la conversación que ha iniciado una chica con el hombre que tenía detrás, completamente desconocido para ella.



Empezaron a hablar y, casi sin saber cómo, de repenté me encontré sumergida, por unos momentos, en la vida de la chica. El hecho de que el hombre con quien hablaba fuera un desconocido permitió a la chica abrirse más a él, porque él no haría ningún intento de dar una opinión subjetiva sobre lo que estaba oyendo, algo incrédulo ante la situación.



La chica tenía un gato y, según ella, este era capaz de intuir y reconocer a las malas personas cuando alguna de estas se le acercaba. Con esconderse debajo de la cama tenía bastante. El ex novio de la chica la había ido a visitar haría un par de días y le había dado una paliza. El gato sabía que este ser era una mala persona y no volvía a acercarse a él por nada del mundo. La chica, en cambio, volvía a caer siempre en la misma piedra.



"El maltratar a una mujer se ha puesto de moda. Igual que los niños se peguen en el colegio. Y si denuncias a tu marido no pasa nada. Lo mejor sería tirarle una piedra a la cabeza, directamente. La televisión es quien tiene la culpa de todo esto..."




Sigo diciendo que es triste. Es triste ver cómo una mujer se ha acostumbrado a los malos tratos de su ex pareja. Es triste ver cómo vive resignada porque la justicia de este país es incapaz de hacer nada ante esto. Es triste ver cómo esta misma mujer reconocer que siempre cae en la misma piedra.



Es triste mirar a sus ojos y no ver ningún atisbo de esperanza...