Hacer el firme propósito de seguir soñando. Cada vez que te despiertas, en medio de la noche, recordando el sueño que acabas de tener y que deseas que se haga realidad.
Lo único que quieres es volver a amar. Ahora mismo te conformas con ser feliz contigo misma y con los que te rodean y apuestan sus vidas por ti. Te apoyas en todos y cada uno de sus hombros cuando la flaqueza hace acto de presencia, cuando estás cansada de subir por las cuestas de la vida.
Sueñas con amar y con que la felicidad que sientes ahora sea eterna. Te refugias en ese sueño.
Y te refugias en ti para escuchar el latido de tu corazón, a veces mudo...pero que habla en silencio.