La cama se ma hecho demasiado pequeña esta noche.
He dado mil vueltas intentando encontrar una posición cómoda con la que mi cuerpo descansara en paz y tranquilo. Pero no lo he logrado.
Ojos abiertos a las tantas de la madrugada, sudores fríos recorriendo mi espalda y pesadillas despertándome cada hora.
El tiempo pasaba demasiado despacio y yo seguía sin conciliar mi sueño.
La inquietud domina mi mente y quizás haya hecho acto de presencia en mi noche.